Manifestación del PP contra la amnistía de Sánchez.
Superando las mejores previsiones del PP, la plaza de Felipe II de Madrid y las calles que la rodean se han inundado de españoles contra la amnistía que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya diseña para conseguir el voto del separatismo catalán a su investidura. Más de 60.000 personas han abarrotado el centro de Madrid, según cifras de la Policía Nacional. El acto de concentración, organizado por el PP, ha traspasado las líneas de la formación que dirige Alberto Núñez Feijoo y se ha convertido en una protesta transversal en la que se han podido ver también banderas de Vox. Más de un centenar de autobuses han trasladado hasta Madrid a miles de personas provenientes de otras partes de España para recordarle a Sánchez que «España no se vende».
«Sánchez se arrodilla, no a la amnistía», se ha podido leer en una pancarta situada en plena plaza. Un escenario en el que las previsiones apuntaban a la presencia de entre 10.000 y 12.000 personas, pero que se ha desbordado por completo. Toda la zona circundante estaba abarrotada de personas y banderas de España. Los datos de la Policía Nacional apuntan a unos 60.000 asistentes, muchos de ellos provenientes de otras partes de España para la ocasión.
Los pesos pesados del PP arroparán el evento. Según aseguraron el jueves en el Congreso fuentes del PP, a modo de teloneros estarán el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, mientras que los dos ex presidentes del Gobierno del PP, José María Aznar y Mariano Rajoy, subirán al escenario a arengar a los simpatizantes antes de que el llegue el momento más esperado: el discurso de Feijoo.
En el momento de presentar a Isabel Diaz Ayuso. Impresionante: «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!». «El tirón que tiene esta mujer es formidable», diagnosticaba un manifestante. «En Madrid somos expertos en afrentas de Sánchez», decía ella. Cada intervención de la presidenta de la Comunidad era un clamor. «Si él se deja humillar, allá él. Nosotros de ninguna manera». Y «de ninguna manera» fue el látigo de su discurso, la frase, el eslogan que acabó coreando la incontable al final de cada estrofa. A modo de responso. Tácticas de concierto pop. Como la estrella que es.
Y después del baño de masas, de la demostración de quién es el guardián/guardiana del carisma, se despidió con un «¡Viva España’!» antes de presentar a José María Aznar: «La Constitución no es moneda de cambio». Principios sagrados como pilares inamovibles de España que debían ser defendidos de modo transversal entre todos los partidos se convertían esta mañana en patrimonio exclusivo del PP. Los discursos siguieron su curso y su cauce. Nadie como Ayuso agitó la calle. Durante la intervención monocorde de Rajoy estallaron nuevos gritos: «¡Puigdemont, a prisión! ¡Puigdemont, a prisión!». A las 12.38, MR (casi) remataba, o ese era el deseo: «La amnistía es una enmienda a la totalidad de nuestra Constitución y nuestra democracia». Y se puso la medalla de aquella (leve) aplicación del artículo 155 frente al golpe del 1-O antes de decirle a Núñez Feijoo: «No estás solo».

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